El Santísimo Cristo de La Laguna es una figura de gran valor histórico,
artístico y cultural que representa la imagen de Jesús de Nazaret crucificado. Destaca
por su color moreno. El Cristo de La Laguna es una de las imágenes
Cristológicas más veneradas de Canarias, y la más antigua del archipiélago.
Dicha obra es una de las mejores imágenes que forman parte del Patrimonio
Histórico de Canarias. Se la considera además como la imagen flamenca más importante de Canarias.
Su santuario es el convento franciscano de San Miguel de las Victorias
(Real Santuario del Cristo de La Laguna). La talla es de estilo gótico del
siglo XVI. En ella, Jesús se encuentra pendiente de la cruz por tres clavos de
tamaño natural. Su cabeza fue representada inclinada y vuelta hacia el lado
derecho. Su cara muestra dolor y está oscurecida y su cuerpo, y en especial su
musculatura, presenta unas proporciones bastante correctas para la época. La
Pontificia Real y Venerable Esclavitud del Santísimo Cristo de La Laguna, es la
hermandad encargada de la imagen del Cristo y de su Santuario los franciscanos.
Al lado de su Santuario se encuentra la Plaza del Cristo de La Laguna.
Se creía que era de procedencia
sevillana e incluso nórdica pero tras las investigaciones del profesor
Francisco Galante Gómez se cree que se trata de una talla de origen
flamenco-brabanzón, de estilo gótico esculpida por Louis Der Vule hacia 1500 o
1514 y que debido a las relaciones comerciales y a las significaciones de las
importaciones de obras de arte entre los antiguos Países Bajos meridionales y
el resto de Europa, llegaría a Venecia, localidad que gozaba en aquel entonces
de un gran esplendor comercial y económico, siendo llevada a Barcelona, y desde
ahí a Cádiz, donde se alojaría temporalmente en la Ermita de la Vera Cruz
en Sanlúcar de Barrameda, y después de mucho tiempo de estar en Sanlúcar de
Barrameda en una hermandad llegaría hasta la isla de Tenerife.
No se sabe a ciencia cierta si llegó como consecuencia de su adquisición
por el conquistador de la isla, el Adelantado Alonso Fernández de Lugo, para
presidir dicho Convento, o más bien como un regalo que hizo a este Don Juan
Alonso Pérez de Guzmán y Zúñiga, VI Duque de Medinasidonia, fruto de las buenas
relaciones existentes entre el General Lugo y dicha Casa de la Nobleza Española.
El sacerdote JOSÉ RODRÍGUEZ MOURE, lo describiría así en su obra Guía
Histórica: “…Esta imagen de Jesús es un Crucificado pendiente de la Cruz por tres
clavos de tamaño natural. La cabeza un poco inclinada y vuelta hacia el lado
derecho no la tiene desmayada sino algo erguida, velando el rostro por la
sombra de un mechón de pelo de la cabellera nazarena que le cae por la
izquierda y casi se apoya en el pecho; la hermosa faz, aunque dolorosa y
renegrida, es atractiva; la musculatura y proporciones bastante correctas para
la época que revela, teniendo la corona de espinas que adorna la cabeza y el
paño que cubre los lomos formados de talla en el propio madero en que fue
esculpida. Aunque la pintura, por la acción del tiempo, ya está entenebrecida,
aun se puede observar que nunca predominaron en ellas los tonos sonrosados sino
los morenos o trigueños por las sombras de los cardenales, heridas y
congestiones...”
Entre sus detalles,
destacan unas inscripciones que se incluyen en el paño de pureza o perízonium,
que está ajustado a las caderas y ladeado a la izquierda; sus plegados hacen un
efecto de luces y sombras.
Éstas inscripciones se sitúan, por un lado en la parte superior del paño,
que posee un conjunto de letras con adornos florales. Otras, en la parte lateral,
más desapercibidas, nos hablan del autor y fecha de su talla. Su calidad como
obra de arte es sobresaliente, al igual que su importancia devocional.
En el Real Santuario
del Cristo de La Laguna se conserva un velo del Cristo, de seda adamascada, que
es anterior a 1599. En él aparecen dos símbolos importantes como la Cruz y la
"S" de la Pontificia Real y Venerable Esclavitud del Santísimo Cristo
de La Laguna. La importancia de este velo del Cristo es que fue bajado a Santa
Cruz de Tenerife ante el inminente ataque de los holandeses luteranos, que días
antes habían saqueado e incendiado Las Palmas de Gran Canaria, con 73 navíos al
mando del vicealmirante Pieter Van der Doez.
Los religiosos del Santuario del Cristo de La Laguna hicieron procesiones y
plegarias a la citada imagen, y decidieron que se llevara a Santa Cruz el velo
que cubría al Cristo para que fuera utilizado como estandarte en la batalla.
La Batería de Armas del Grupo de
Montaña, reforzada por personal del de Costa, participó en 17 combates de la
campaña de Marruecos entre 1921 - 1922, en la Zona de Larache. La Batería, que
antes de su partida se encomendó a la advocación del Cristo de La Laguna,
regresó sin haber sufrido ninguna baja. Una vez finalizada la contienda en
Marruecos, en 1922, los 160 hombres de la Batería regresaron sanos, después de
haber participado en 17 combates, lo que fue tomado por muchos como un
auténtico milagro del Cristo. En acción de gracias, los artilleros hicieron la
solemne promesa de acompañar al Cristo en todas sus procesiones, con una
escuadra de 7 gastadores, expresión de su inmensa fe y amor al Cristo de La
Laguna.
El paso del tiempo ha oscurecido y dañado levemente la pintura de la talla.
En estos momentos se conserva en el Real Santuario del Cristo, una iglesia de
una sola nave, alta y estrecha que en la actualidad tiene la categoría de Real
Santuario. El Cristo de La Laguna y su santuario fueron declarados Bien de
Interés Cultural (Categoría de Monumento) en el año 2003 por el Gobierno de
Canarias.
Esta imagen del Cristo de La Laguna es una escultura de bulto redondo, del
siglo XV, de estilo gótico y perteneciente a la escuela flamenca. Se encuentra
en el retablo de la Capilla Mayor. Dicha obra es una de las mejores imágenes
que forman parte del Patrimonio histórico
De Canarias. Su llegada a la iglesia del convento de San Miguel de las
Victorias, es ambiguo; se presupone en las fechas de 1498, 1510 o 1520. Fue
traída posiblemente a Tenerife por el Adelantado Alonso Fernández de Lugo.
Pieza artística, de tamaño natural, que evoca el espiritualismo nórdico,
atendiendo también a un gusto italianizante, de facciones realistas y un
detallismo que recuerdan a los maestros flamencos de la pintura gótica
internacional. Posee elegancia, delicadeza y a la vez ligereza que se adquiere
a través de su cuerpo en actitud distorsionada y angulosa, que muestra de forma
destacada su sentido del movimiento. La imagen nos expresa un sentimiento de
conmoción, contemplación y austeridad, queda patente por lo tanto, su
intensidad dramática.
Entre sus detalles, destacan unas inscripciones que se incluyen en el paño
de pureza o perízonium, que está ajustado a las caderas y ladeado a la
izquierda; sus plegados hacen un efecto de luces y sombras.
Éstas inscripciones se sitúan, por un lado en la parte superior del paño,
que posee un conjunto de letras con adornos florales. Otras, en la parte
lateral, más desapercibidas, nos hablan del autor y fecha de su talla.
Su calidad como obra de arte es sobresaliente, al igual que su importancia
devocional.
Madera revestida en plata de estilo barroco. Perteneciente al retablo de la
Capilla Mayor. Fue un obsequio de Francisco Bautista Pereira de Lugo al
convento franciscano de San Miguel de las Victorias, quien lo realizó junto con
los clavos, también de plata. Su sencillez ornamental no fue premisa, para la
influencia que tuvo en la orfebrería canaria. Hubo una Cruz anterior a la ya
comentada, que fue la primigenia del Santuario, era de madera, quedando ésta en
el convento de las religiosas de Santa Clara, donde aún recibe culto y
veneración.
Lo conforman nicho, sagrario y frontal; es de plata repujada, del siglo
XVIII y artísticamente hablando, del estilo barroco. Se encuentra situado en la
capilla mayor. Es uno de los mejores ejemplares existentes en España.
Su coste estuvo a cargo de Mateo Velusco en el año de 1675. Su frontal es
el más antiguo que se encuentra en las Islas y fue un regalo de Alonso de Nava
y Grimón y de Alvarado Bracamonte. Su realización estuvo a cargo de orfebres
canarios. Se concibe a manera de lienzo, la división se realiza mediante
galones cincelados y está dividido en dos zonas, una superior más estrecha que
la inferior.
El panel superior, posee un motivo ornamental, que forma una serie de
tallos, hojas, flores y granadas, que se repiten en toda la superficie. Su
inspiración son los retablos barrocos isleños, que eran ejecutados por artistas
portugueses y andaluces.
El recuadro del centro, lo ocupa un blasón de la casa del donante, la
familia de Nava y Grimón.
La parte inferior se divide en cinco paneles mientras que la mesa del altar
posee una basa y sobre ella cuatro soportes que sostenga el Ara y contiene
decoración vegetal.
El que ayer se dé una información sesgada en un periódico de esta ínsula,
sobre la Escuadra de Artilleros de Montaña que acompañará a nuestro Señor,
después de 10 años sin hacerlo, no siendo nuestro deseo el tener que retornar a
guerras que ya considerábamos pasadas, entre este cristianos y humilde
ciudadano y el obispo católico, don Bernardo Álvarez, en relación a haber
impedido que los Artilleros de Montaña acompañaran al Santísimo Cristo de La
Laguna, cada vez que saliera de su Santuario procesionando por nuestra ciudad,
en cumplimiento a una promesa del pueblo lagunero y los artilleros en 1921, con
motivo de la Guerra de África, tenemos que hacer algunas consideraciones, tanto
a monseñor Álvarez como a cierto y determinados ciudadanos con aires de lograr
algún mayorazgo de nobleza nobiliaria.
A nosotros nos pidieron algunos hermanos de la Hermandad del Cristo, de
esos de a píe, que bajáramos la guardia y que viéramos la posibilidad de dejar
de aparecer en los medios con nuestras diatribas al respecto. Así lo hicimos,
escuchamos, dejamos de reivindicar la anulación de la Norma Sinodal 516.
Las alharacas en el periódico de origen palmero, Diario de Avisos,
anunciando a bombo y platillo que la salida del Cristo el día 14 de septiembre,
en la Procesión del Retorno, irá acompañado, como desean los laguneros/as por
la Escuadra de Artilleros, aunque esta importante noticia nos hubiera agradado
más si se hubiera dado conjuntamente, y para nada por la representación de esa
ineficaz, servil y sumisa Junta de Gobierno de la Hermandad, propietarios del
Templo y de la imagen en representación del pueblo lagunero, quienes para mayor
inri no han movido ni un solo dedo, saliendo muy feos en la información que les
resta total credibilidad y que, además, no serán capaces de defender la
propiedad, en su conjunto incluido todo el espacio ocupado por todas las
instalaciones religiosas y el recuperar lo que indebidamente fuera hecho en
1936 por el Ejército, por aquellos que se levantaron contra el Gobierno de la
República, que invadieron derechos adquiridos en 1837, por la desamortización
de la Ley Mendizábal de 29 de julio.
Gracias a La Laguna, por los apoyos recibidos y al prelado Álvarez al haber
recapacitado y devolverle a nuestra ciudad la esperanza, pues sin ésta no hay
fe.
Cada año se repite el mismo ritual de fe
y devoción: ceremonia del Descendimiento de la Imagen y Besapié (suspendido en
esta ocasión por las razones de todos conocidas), traslado al templo de la
Concepción (sede catedralicia), quinario de preparación, solemne celebración
Eucarística en el día de la Exaltación de la Santa Cruz (día principal) y
procesión de retorno al Santuario. Los fuegos artificiales en la noche del día
grande marcan el comienzo del solemne octavario con el que concluirán los actos
religiosos. El DÍA GRANDE, el DÍA MAYOR en la ciudad de los Adelantados. Una
hora antes del comienzo de la celebración eucarística que presidirá el obispo
de nuestra Diócesis y predicará el Arzobispo Emérito, el Estandarte Real
procesionará, con la asistencia de autoridades, desde las Casas Consistoriales
hasta la Concepción. Al término de la Eucaristía, tendrá lugar la Procesión de
Retorno de la Imagen del Cristo Moreno a su Santuario.
El amigo desde la infancia de la Villa
de La Orotava: EVARISTO FUENTES MELÍAN “ESPECTADOR”, remitió entonces (13/09/2012)
estas notas: “…Cuando éramos niños en mi familia, con
residencia en La Orotava, una tía nos
llevaba a la fiesta del Cristo de La Laguna, 14-S (que era festivo en Santa
Cruz también), y desde la calle de La Carrera veíamos los fuegos de la iglesia
de la Concepción. Luego corríamos raudos a la plaza del Cristo, para ver los
fuegos de La Montaña. Y, de inmediato, los fuegos del remate. Había una traca
alrededor de toda la plaza (luego la prohibieron por peligrosa) que
‘acongojaba’ al numeroso público, y mi hermano y yo, con unos diez años de
edad, nos poníamos cerca, en desafío, tan tan, tan, pum, tan, tan, tan , pum...
Tan cerca, que el pelo de la cabeza se nos levantaba por la onda expansiva de
los cañonazos de la traca, mientras la Santa Imagen permanecía debajo del
enorme templete refugio de mampostería. Templete que nunca debió desaparecer,
primero, sustituido con aquella enorme fuente inadecuada e insulsa; y luego,
con estos hierros verticales enhiestos de controvertida ambientación y
significado. Y, por añadidura, y para más INRI (nunca mejor dicho) con las
correspondientes goteras en los aparcamientos soterrados…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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