miércoles, 18 de octubre de 2017

DE LANZAROTE A KYOTO CON CESAR MANRIQUE



El amigo desde la infancia en la calle El Calvario de la Villa de La Orotava; ISIDORO SÁNCHEZ GARCÍA, remitió entonces (18/10/2016) estas notas que tituló; “DE LANZAROTE A KYOTO CON CESAR MANRIQUE LAÍZ”: “…1. LANZAROTE Y CÉSAR MANRIQUE: Palabras de agradecimiento al IEHC por su generosidad a la hora de permitir la presentación de este libro sobre César Manrique, un personaje tan singular en el mundo artístico de Canarias, de Lanzarote en particular y de esta ciudad en concreto. Además por compartirla con esta magnífica exposición del amigo Imeldo Bello, que tanto admiró la vida y obra de César Manrique.
Empezaremos hablando de Lanzarote y de César y lo haré con un aforismo sencillo: Para entender a las personas  / hay que conocer el territorio donde viven.
El prusiano Alejandro de Humboldt fondeó en La Graciosa en junio de 1799, el primer territorio no europeo, cuando su viaje a las regiones equinocciales del nuevo continente y antes de atracar en Tenerife. Recomendó más tarde a su amigo, el geólogo  Leopoldo von Buch, que viajara a Lanzarote para que conociera el legado de las erupciones de las Montañas de Fuego que habían caracterizado la historia geológica de la isla entre 1730 y 1736. Aceptó la invitación y von Buch conoció bien La Geria a principios del siglo XIX.  Luego, a mitad del siglo XX, una cubana universal, Dulce María Loynaz, Premio Cervantes en 1992, admiradora de la literatura de viajes de Humboldt, plasmó en una novela titulada “Un verano en Tenerife” su periplo por diferentes islas de Canarias. Escribió de lo que vio, leyó y le contaron, y se editó en 1958. De Lanzarote dijo:  
[ La presunción de radicales mutaciones geológicas está confirmada en esta isla; sabemos que a partir del primer tercio del siglo XVIII empezaron a abrirse volcanes en cadena; que en el transcurso de los siete años que se mantuvieron tremantes deben de haber revuelto los terrenos, incinerado capas vegetales y trastornado del todo la naturaleza de la ínsula]
Obviamente César Manrique lo entendió a la perfección.
La escritora cubana siguió su redacción apuntando: [Lanzarote no es precisamente jardín de enamorados ni predio que deban visitar las personas felices. Acaso sólo los que sufren quienes estén ya madurados para recibir su mensaje … Es una isla recién  salida del horno; hasta el siglo XIX los volcanes la han venido escaldando, cociendo poco a poco … La vida humana en Lanzarote tal vez sea un prodigio más prodigio, o por lo menos más conmovedor que todos los que hasta ahora nos hemos tropezado; un drama sordo y misterioso que es también digno de ponerse en duda, y en cuya trama el hombre está solo contra la Naturaleza, que quiere devorarlo, que, a más de negarle el agua, desata sobre el suelo, que a duras penas lo sustenta, la furia de sus elementos]
San Ginés y el fútbol me llevaron a Lanzarote en agosto de 1959. Con el equipo C.D. Plus Ultra, de La Orotava, invitado como campeón juvenil de Tenerife para participar junto a una selección local de Arrecife en el Torneo de San Ginés. Entre los jugadores de Lanzarote recuerdo a los amigos Domingo Ortega, luego banquero,  y Manuel Cedrés, carpintero. Anfitriones de excepción tres conejeros: Modesto Torrens, Víctor Velázquez y Blas Mesa, todos ellos en el recuerdo. Hicimos excursiones por la isla. Nos llevaron en guagua a los Jameos del Agua y a la Cueva de los Verdes, y también al Golfo, donde no faltó un garrafón de vino de las viñas de Tiagua, de la familia Velázquez. Una ola de calor sobrevenida nos recordó la importancia y el precio del agua en Canarias. La sociedad Torrelavega nos fue muy familiar al igual que algunos compañeros de la ULL, como José Manuel Fiestas  Coll.
Fue 1959 el año en que César Manrique comienza a escribir. Son los primeros momentos de LA PALABRA ENCENDIDA, de la lava incandescente que nos dice : [No soy pintor en el sentido estricto de la palabra abstracto, puesto que me preocupa la naturaleza inédita, tal como se revela en los fragmentos volcánicos, las raíces carbonizadas o los arenales de mi isla nativa, Lanzarote].
Años más tarde, en 1967,  volví a viajar a Lanzarote, tras haber contraído matrimonio el 16 de agosto en el Puerto de la Cruz con Paca, hija de Vicente Jordán, miembro de la Peña Baeza en la que participaban Imeldo Bello Baeza y el profesor y geólogo Telesforo Bravo, entre otros. Ambos nos hablaron de César Manrique y su artística obra volcánica.                                                                                                
Días más tarde, el 25 de agosto, leo en Arrecife un artículo de CM publicado en el periódico grancanario El Eco de Canarias, titulado ARQUITECTURA INÉDITA DE LANZAROTE. Constato que a César le preocupaba el paisaje de su isla natal, todo un cúmulo de historias: [Lanzarote es una isla afortunada, aunque aparentemente haya estado como postergada y desacreditada durante largo tiempo, y que se tenía la idea de que su paisaje era horrible e inhabitable. Hoy se está empezando a conocer por gente sensible y buenos catadores de lo que realmente es el paisaje…]
A Lanzarote seguí yendo a lo largo de muchos años, de vacaciones y de trabajo. Nuestro cuartel general era en la zona del Puerto del Carmen, cerca de Los Fariones. La actividad como ingeniero forestal me permitió participar en Timanfaya, en algunas etapas con Luis Pascual y Aurelio Centellas de directores conservadores, después que en 1974 fuese declarado Parque Nacional. José Ramírez era presidente del Cabildo lanzaroteño y  CM asesor artístico a la hora de promover la  protección como Espacio Natural. También recuerdo a los ingenieros  Juan Nogales y Manuel Díaz Cruz, del lado de la administración estatal,  Instituto para la Conservación de la Naturaleza. Creo que por entonces NLH vino a Lanzarote atraído por la llamada del turismo, las auditorías y la fiscalidad de CM. No pensaba en Kyoto ni en su afamado protocolo de reducción las emisiones de gases de efecto invernadero que causan el calentamiento global.
Poco después acompañé por Lanzarote a una venezolana Nora Frías, arquitecta del Servicio de Parques Nacionales de Venezuela. Al igual que la cubana Dulce María Loynaz, tuvo la oportunidad de saborear y amar las Islas Canarias, cada una con sus paisajes contrastantes, únicos e inolvidables, su cálida gente y su arquitectura propia. Era una enamorada de la obra de CM y de Lanzarote. En su opúsculo sobre Los Balcones de La Orotava hizo referencia a la libertad que se había tomado para nominar a cada una de ellas. A Lanzarote la calificó como “Isla Impactante”: [El paisaje en su totalidad me impresionó, con las diferentes gamas de colores, resaltando diversas tonalidades de marrones que contrastan fuertemente con los rosas y azules del cielo, y el verde de la escasa vegetación existente que emerge dentro del inmenso mar volcánico, como náufragos pidiendo ayuda, sin poder dejar de mencionar, las blanquísimas construcciones que se destacan sobre la tierra volcánica del “malpaís”. Es un paisaje que produce una sobrecogedora impresión de catástrofe cósmica.]
Me hubiera gustado que Nora hubiese visto a César en su Taro de Tahiche con el mono azul inconfundible. Lamentablemente no lo pudo conocer porque en 1992 un accidente automovilístico se lo llevó a los cielos del archipiélago. Quizás por ello Nora me pidió incluir en el proemio de los balcones orotavenses una referencia a la paz que escribiera CM.   Muy apropiado a la doctrina Zen que nos cuenta el recordado Nicolás en su libro manriqueño. Dice así:
[Llevamos siglos tratando de encontrar métodos filosóficos para la paz del mundo. Posiblemente es una utopía el sueño de una armonía entre los hombres, pero con un empeño entre todos se podría tener una nueva manera educativa para hacerles comprender lo efímero de  la existencia y todas las maravillosas posibilidades de supervivir como ciudadanos del mundo.]
Como miembro de la Sociedad para la Promoción Cultural de Canarias en Europa, en la que participaban Jerónimo Saavedra, Damián Peña y Félix Hormiga, viajé a Lanzarote en la primera década del siglo XXI para participar en exposiciones artísticas, en Yaiza, Teguise y Arrecife, algunas relacionadas con Humboldt.
En 2009 cumplimos  los 50 años de nuestra visita futbolística a Lanzarote para disfrutar de las fiestas de San Ginés. Compartimos nuestros recuerdos con los Sabandeños y Los Campesinos, con el Club Torrelavega y el futbolista de CM vestido  de rojo y negro. Un diseño avalado por la Fundación CM gracias al amigo Fernando Gómez Aguilera, director gerente y compañero de fatigas en Berlín, en algunos de los años que fuimos con la Sociedad para la promoción cultural de Canarias en Europa. Sobre todo  en abril de 2010, cuando las cenizas lanzadas a la atmósfera por un volcán de Islandia, cerraron el espacio aéreo del norte de Europa por lo que tuvimos que salir de la capital de Alemania en tren hasta París,  combinando el viaje con un furgón que nos llevó hasta Madrid.
Así hasta llegar al mes de abril de 2013 año en el que presenté, de la mano del amigo Félix Hormiga, el libro CUBA DESDE MI VENTANA. Tuvo lugar en un acto primaveral del Día del Libro, en un espacio cultural  del Charco de San Ginés, donde nacieron CM y Gregorio Fuentes, el amigo de Hemingway  que vivió en tres siglos, protagonizó El Viejo y el Mar, y que en mi opinión debería dar su nombre a la Marina de Arrecife por su proyección internacional.
Dos meses más tarde presenté en una bodega de La Geria,  el libro LOS 4 PARQUES NACIONALES DE CANARIAS, promoción turística del archipiélago con el fundamento de sus emblemáticos espacios naturales protegidos. Fue una actividad en la que participó  de manera significativa el recordado Nicolás Laiz Herreras y la flautista Sara Sánchez, mi sobrina, que luego sería su nuera al contraer matrimonio con Javi, unos de los hijos de Nicolás, quien me presentó a Eduardo Manrique, el hermano de César, y su hermano Nico.
En abril de  2016 tuve la suerte de estar nuevamente en Lanzarote para presentar un libro de Nicolás Laiz aunque ya no está con nosotros. Estamos hablando de un mes muy relacionado con César y con Nicolás,  con la literatura y el idioma, con la lectura en general. Manrique  nació en abril y Laiz falleció en abril, como Shakespeare y Cervantes pero varios  siglos más tarde.
2. NICOLÁS LAIZ: Como acabo de apuntar conocí a Nicolás en junio de 2013, con ocasión de la presentación del libro LOS 4 PARQUES NACIONALES DE CANARIAS. Se le notaba que estaba cansado por culpa de una dichosa enfermedad  pero lo noté animado por nuestro encuentro. Luego pude hablar con él y con mi hermano Eduardo, su futuro consuegro, acerca de sus proyectos, sentados en una mesa del Club Náutico de Arrecife, muy cerca de su despacho profesional.  Una de sus ideas era editar el libro que hoy tenemos la satisfacción de presentarlo en sociedad y la otra era un proyecto de desarrollo sostenible en una finca de la isla de Fuerteventura, combinando  agricultura, agua y energía. 
He de confesar públicamente que me llamó mucho la atención la combinación de estudios que caracterizan el Curriculum de Nicolás ya que combina la economía, la filosofía y la teología. ¡Vaya triángulo! Cuando me enseñó el libro entendí sus aficiones profesionales y espirituales. Me dio la impresión que seguía las aplicaciones de CM a la hora de armonizar la ética con la estética. Honradamente pienso que Nicolás disfrutó mucho con el viaje que hizo al Japón con su amigo y cliente CM. Eran los años de 1986  y siguientes. De ahí estos haikus recordando que Lanzarote es una isla para la meditación y la contemplación. También para ejercitar la RESILIENCIA, que bien conocemos algunos de nosotros: El zen japonés / Hedonismo ambiental / Definitorios /
César Manrique. Modelo turístico. Nicolás Laiz. En los Jameos / Y Cueva de los Verdes / Hay puro arte /  Jardín de Cactus / Y Mirador del Rio / Son manriqueños / Casa del Miedo / En Charco de San Ginés / Y la marina / En Arrecife / Haría y Arrieta  / Luz de Manrique / En Lanzarote / Hay arte y cultura / Gracias a César
3. EL LIBRO:  El libro me recuerda planos fotográficos de CM, como reflejo de un levantamiento cartográfico  de su vida; de una etapa fiscal que definiría mejor como “japonesa”, al estilo Picasso, donde predomina el zen y el hedonismo, y que se  desarrolló entre 1986 y 1989.  Son 44 capítulos de un trabajo narrativo, artístico, cultural y turístico, acerca de una excursión por el lejano Oriente, repartida entre Tokio y Kioto, que el grupo El Corte Inglés le organizó a CM para que reconociera el terreno, el territorio donde podría desarrollar un vasto proyecto de creatividad artística tomando como referentes dos de sus  obras más emblemáticas: El Lago Martiánez, en la costa del Puerto de la Cruz, y La Vaguada, en Madrid. Me imagino que ello  le sirvió a Nicolás, compañero de viaje, para redactar una auditoria, sintética pero completa, del trabajo de toda una vida de su cliente. Don César, al principio, y de su amigo Manrique, después.
De todas las actividades que conformaron la vida de CM, las artísticas, las culturales y las turísticas. Basta con leer el capítulo de conclusiones y el de los anexos estadísticos para saber el balance de la  vida del artista, su activo y su pasivo, así como la cuenta de resultados. Menos mal que entonces no había IVA o IGIC cultural.  En el subcapítulo I trata de las creaciones manriqueñas de los centros de arte, cultura y turismo en Lanzarote mientras que en el II refleja la evolución histórica de la industria turística alojativa y su valoración en términos económicos y laborales, en la isla de los Volcanes. Tengo la impresión que para Nicolás este viaje a Japón  le serviría de inspiración para redactar un haiku a César, del siguiente tenor:  El balance Zen / De nuestro viaje nipón / Hedonístico
Curiosamente al leer el balance artístico, contable y fiscal,  que le redactó Nicolás a César, tengo que confesar que como consecuencia de mi actividad profesional de ingeniero forestal en El Hierro y La Gomera, compartí trabajo con CM a la hora de levantar los perfiles de dos miradores: La Peña, en la isla de los bimbaches, y  Palmarejo, sobre Valle Gran Rey, en la isla colombina. También confieso haber recibido un regalo astronómico manriqueño en 1985, por las banderas cósmicas de los observatorios del IAC, en el  Roque de los Muchachos y en Izaña.  Al igual que unas litografías cuando visitaba El Almacén, en Arrecife, durante mis vacaciones familiares, donde conocí a César y a Pepe Dámaso.
Actualmente resido en el valle de Taoro, en el norte de Tenerife, al pie del Teide y  me resulta cómodo acercarme a la playa Jardín del Puerto de la Cruz, obra inacabada de César, y a la avenida de Colón para pasear por delante del Lago Martiánez, todo un referente marino del trabajo en equipo, del trío MOA: Manrique, Olcina y Amigó. A Juan Alfredo le conté el trabajo editorial de Nicolás.
Cuando termino de leer el libro de NL, editado en la intimidad en el año 2012,  me viene a la mente otro libro de aromas orientales escrito por un japonés nacido a mitad del siglo XVII. Se llama  Matsuo Bashó, quien tomó el nombre de un árbol, el platanero. Es el mejor poeta japonés que se conoce en el mundo occidental. Fue caminante empedernido y autor de miles de haikus, muchos de ellos escritos en sus periplos por Japón. Fue un hombre de especiales relaciones contradictorias con la Naturaleza. Unas veces porque eran directas y espontáneas, como la de los monjes zen, cuya doctrina estudió a fondo; en otras, por ser indirectas y artificiosas, ya que intentaba ajustarse a unos ideales  de arte y de cultura. Me dio la impresión que en algunos  momentos Bashó era Nicolás, por los textos que escribió, y en otros, César, por los discípulos que tuvo y por la huella y legado que dejó.
Para mayor abundamiento de paralelismos, Bahó redactó un libro de viajes que tituló DE CAMINO A OKU, que estaba junto a Kyoto y llevaba un compañero de viajes que escribía los cuadernos de apuntes. Como César y Nicolás. Por ello me hubiera atrevido a pedirle a Nicolás que cambiase el título de su libro y le pusiese: DE CAMINO A KYOTO CON CÉSAR MANRIQUE.  En cualquier caso reconozco qué gran viaje resultó el que se cuenta en su libro y qué grandes hombres eran César y Nicolás.
 Pero de he de reconocer, y que no se entere César, de que el amigo Bashó inició en su juventud una vida  de estudio sobre el budismo zen, la poesía, y la filosofía. Casi como Nicolás siglos más tarde.
Por otra parte estoy seguro que ahora, César hubiera acompañado a Nicolás al Perú, al objeto de acercarse hasta Machu Picchu y comprobar el legado de los incas en las cordilleras de los Andes. Aportarían sus experiencias volcánicas de Lanzarote a la Reserva de la Biosfera que al parecer quieren declarar por la sierra andina peruana. De camino constatarían la importancia de la cochinilla en la economía del campo desértico peruano que mira al océano Pacífico, en el Cono Sur, y que tanto entusiasmó a Humboldt después de bojear la costa oeste de Lanzarote y conocer sus volcanes, en su periplo a las Américas. 
4. EPÍLOGO: La influencia japonesa de Bashó  me ha llevado a utilizar la técnica de los haikus, para cerrar mis comentarios acerca del libro de Nicolás sobre su amigo César y Lanzarote. En mi opinión el texto es muy metafísico y ceremonioso, con aromas económicos y algunos toques teológicos y una base volcánica inigualable, con mucha filosofía de vinos. En Lanzarote  / Con César y Nicolás / Hay diversidad /  Los Haikus con Zen  / Son puro Hedonismo / Teológicos  / César y Nico / Auténticos volcanes
De la cultura / El hedonismo / Con los zen japoneses / Metafísico / La combinación / De Zen con Hedonismo / Sobresaliente / Nico y César / Unidos por el arte / Espectacular / En Lanzarote  / El eco de Manrique / Es sostenible  / El hedonismo / El zen de los nipones / Son fantásticos / César Manrique / El discurso del arte / Con don Nicolás / César con logos / Con razón y palabras / Taro y Volcán. Nicolás Laíz / César y Lanzarote / Fueron únicos
Termino recordando que para mí, este libro no es un libro cualquiera. Coincido con el profesor Santana Henríquez cuando prologó esta obra editorial de Nicolás Laiz, un lanzaroteño de adopción:
“Estamos hablando de un trabajo hermoso, de una espléndida y fértil cosecha literaria”.
 Es un libro que no sólo es de letras y de números, lo es también de volcanes y de puentes. Entre Canarias y Japón, entre Lanzarote y Kioto. Por ello  cierro con este haiku: De Lanzarote / A Kyoto con César / Gracias Nicolás…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

No hay comentarios:

Publicar un comentario