El
amigo desde la infancia en la calle El Calvario de la Villa de La Orotava;
ISIDORO SÁNCHEZ GARCÍA, remitió entonces (18/10/2016) estas notas que tituló; “DE
LANZAROTE A KYOTO CON CESAR MANRIQUE LAÍZ”: “…1. LANZAROTE Y CÉSAR MANRIQUE:
Palabras de agradecimiento al IEHC por su generosidad a
la hora de permitir la presentación de este libro sobre César Manrique, un
personaje tan singular en el mundo artístico de Canarias, de Lanzarote en
particular y de esta ciudad en concreto. Además por compartirla con esta
magnífica exposición del amigo Imeldo Bello, que tanto admiró la vida y obra de
César Manrique.
Empezaremos hablando de Lanzarote y de
César y lo haré con un aforismo sencillo: Para entender a las personas / hay que conocer el territorio donde viven.
El prusiano Alejandro de Humboldt fondeó en
La Graciosa en junio de 1799, el primer territorio no europeo, cuando su viaje
a las regiones equinocciales del nuevo continente y antes de atracar en
Tenerife. Recomendó más tarde a su amigo, el geólogo Leopoldo von Buch, que viajara a Lanzarote
para que conociera el legado de las erupciones de las Montañas de Fuego que
habían caracterizado la historia geológica de la isla entre 1730 y 1736. Aceptó
la invitación y von Buch conoció bien La Geria a principios del siglo XIX. Luego, a mitad del siglo XX, una cubana
universal, Dulce María Loynaz, Premio Cervantes en 1992, admiradora de la literatura
de viajes de Humboldt, plasmó en una novela titulada “Un verano en Tenerife” su
periplo por diferentes islas de Canarias. Escribió de lo que vio, leyó y le
contaron, y se editó en 1958. De Lanzarote dijo:
[ La presunción de radicales mutaciones
geológicas está confirmada en esta isla; sabemos que a partir del primer tercio
del siglo XVIII empezaron a abrirse volcanes en cadena; que en el transcurso de
los siete años que se mantuvieron tremantes deben de haber revuelto los
terrenos, incinerado capas vegetales y trastornado del todo la naturaleza de la
ínsula]
Obviamente César Manrique lo entendió a la
perfección.
La escritora cubana siguió su redacción
apuntando: [Lanzarote no es precisamente jardín de enamorados ni predio que
deban visitar las personas felices. Acaso sólo los que sufren quienes estén ya
madurados para recibir su mensaje … Es una isla recién salida del horno; hasta el siglo XIX los
volcanes la han venido escaldando, cociendo poco a poco … La vida humana en
Lanzarote tal vez sea un prodigio más prodigio, o por lo menos más conmovedor
que todos los que hasta ahora nos hemos tropezado; un drama sordo y misterioso
que es también digno de ponerse en duda, y en cuya trama el hombre está solo
contra la Naturaleza, que quiere devorarlo, que, a más de negarle el agua, desata
sobre el suelo, que a duras penas lo sustenta, la furia de sus elementos]
San Ginés y el fútbol me llevaron a
Lanzarote en agosto de 1959. Con el equipo C.D. Plus Ultra, de La Orotava,
invitado como campeón juvenil de Tenerife para participar junto a una selección
local de Arrecife en el Torneo de San Ginés. Entre los jugadores de Lanzarote
recuerdo a los amigos Domingo Ortega, luego banquero, y Manuel Cedrés, carpintero. Anfitriones de
excepción tres conejeros: Modesto Torrens, Víctor Velázquez y Blas Mesa, todos
ellos en el recuerdo. Hicimos excursiones por la isla. Nos llevaron en guagua a
los Jameos del Agua y a la Cueva de los Verdes, y también al Golfo, donde no
faltó un garrafón de vino de las viñas de Tiagua, de la familia Velázquez. Una
ola de calor sobrevenida nos recordó la importancia y el precio del agua en
Canarias. La sociedad Torrelavega nos fue muy familiar al igual que algunos
compañeros de la ULL, como José Manuel Fiestas
Coll.
Fue 1959 el año en que César Manrique comienza
a escribir. Son los primeros momentos de LA PALABRA ENCENDIDA, de la lava
incandescente que nos dice : [No soy pintor en el sentido estricto de la
palabra abstracto, puesto que me preocupa la naturaleza inédita, tal como se
revela en los fragmentos volcánicos, las raíces carbonizadas o los arenales de
mi isla nativa, Lanzarote].
Años más tarde, en 1967, volví a viajar a Lanzarote, tras haber contraído
matrimonio el 16 de agosto en el Puerto de la Cruz con Paca, hija de Vicente
Jordán, miembro de la Peña Baeza en la que participaban Imeldo Bello Baeza y el
profesor y geólogo Telesforo Bravo, entre otros. Ambos nos hablaron de César
Manrique y su artística obra volcánica.
Días más tarde, el 25 de agosto, leo en
Arrecife un artículo de CM publicado en el periódico grancanario El Eco de
Canarias, titulado ARQUITECTURA INÉDITA DE LANZAROTE. Constato que a César le
preocupaba el paisaje de su isla natal, todo un cúmulo de historias: [Lanzarote
es una isla afortunada, aunque aparentemente haya estado como postergada y
desacreditada durante largo tiempo, y que se tenía la idea de que su paisaje
era horrible e inhabitable. Hoy se está empezando a conocer por gente sensible
y buenos catadores de lo que realmente es el paisaje…]
A Lanzarote seguí yendo a lo largo de
muchos años, de vacaciones y de trabajo. Nuestro cuartel general era en la zona
del Puerto del Carmen, cerca de Los Fariones. La actividad como ingeniero forestal
me permitió participar en Timanfaya, en algunas etapas con Luis Pascual y
Aurelio Centellas de directores conservadores, después que en 1974 fuese
declarado Parque Nacional. José Ramírez era presidente del Cabildo lanzaroteño y
CM asesor artístico a la hora de promover
la protección como Espacio Natural.
También recuerdo a los ingenieros Juan
Nogales y Manuel Díaz Cruz, del lado de la administración estatal, Instituto para la Conservación de la
Naturaleza. Creo que por entonces NLH vino a Lanzarote atraído por la llamada
del turismo, las auditorías y la fiscalidad de CM. No pensaba en Kyoto ni en su
afamado protocolo de reducción las emisiones de gases de efecto invernadero que
causan el calentamiento global.
Poco después acompañé por Lanzarote a una
venezolana Nora Frías, arquitecta del Servicio de Parques Nacionales de
Venezuela. Al igual que la cubana Dulce María Loynaz, tuvo la oportunidad de
saborear y amar las Islas Canarias, cada una con sus paisajes contrastantes,
únicos e inolvidables, su cálida gente y su arquitectura propia. Era una enamorada
de la obra de CM y de Lanzarote. En su opúsculo sobre Los Balcones de La
Orotava hizo referencia a la libertad que se había tomado para nominar a cada
una de ellas. A Lanzarote la calificó como “Isla Impactante”: [El paisaje en su
totalidad me impresionó, con las diferentes gamas de colores, resaltando
diversas tonalidades de marrones que contrastan fuertemente con los rosas y
azules del cielo, y el verde de la escasa vegetación existente que emerge dentro
del inmenso mar volcánico, como náufragos pidiendo ayuda, sin poder dejar de
mencionar, las blanquísimas construcciones que se destacan sobre la tierra
volcánica del “malpaís”. Es un paisaje que produce una sobrecogedora impresión
de catástrofe cósmica.]
Me hubiera gustado que Nora hubiese visto a
César en su Taro de Tahiche con el mono azul inconfundible. Lamentablemente no lo
pudo conocer porque en 1992 un accidente automovilístico se lo llevó a los
cielos del archipiélago. Quizás por ello Nora me pidió incluir en el proemio de
los balcones orotavenses una referencia a la paz que escribiera CM. Muy apropiado a la doctrina Zen que nos
cuenta el recordado Nicolás en su libro manriqueño. Dice así:
[Llevamos siglos tratando de encontrar
métodos filosóficos para la paz del mundo. Posiblemente es una utopía el sueño
de una armonía entre los hombres, pero con un empeño entre todos se podría
tener una nueva manera educativa para hacerles comprender lo efímero de la existencia y todas las maravillosas posibilidades
de supervivir como ciudadanos del mundo.]
Como miembro de la Sociedad para la Promoción
Cultural de Canarias en Europa, en la que participaban Jerónimo Saavedra, Damián
Peña y Félix Hormiga, viajé a Lanzarote en la primera década del siglo XXI para
participar en exposiciones artísticas, en Yaiza, Teguise y Arrecife, algunas
relacionadas con Humboldt.
En 2009 cumplimos los 50 años de nuestra visita futbolística a
Lanzarote para disfrutar de las fiestas de San Ginés. Compartimos nuestros
recuerdos con los Sabandeños y Los Campesinos, con el Club Torrelavega y el
futbolista de CM vestido de rojo y negro.
Un diseño avalado por la Fundación CM gracias al amigo Fernando Gómez Aguilera,
director gerente y compañero de fatigas en Berlín, en algunos de los años que
fuimos con la Sociedad para la promoción cultural de Canarias en Europa. Sobre
todo en abril de 2010, cuando las
cenizas lanzadas a la atmósfera por un volcán de Islandia, cerraron el espacio
aéreo del norte de Europa por lo que tuvimos que salir de la capital de
Alemania en tren hasta París, combinando
el viaje con un furgón que nos llevó hasta Madrid.
Así hasta llegar al mes de abril de 2013
año en el que presenté, de la mano del amigo Félix Hormiga, el libro CUBA DESDE
MI VENTANA. Tuvo lugar en un acto primaveral del Día del Libro, en un espacio
cultural del Charco de San Ginés, donde
nacieron CM y Gregorio Fuentes, el amigo de Hemingway que vivió en tres siglos, protagonizó El
Viejo y el Mar, y que en mi opinión debería dar su nombre a la Marina de
Arrecife por su proyección internacional.
Dos meses más tarde presenté en una bodega
de La Geria, el libro LOS 4 PARQUES
NACIONALES DE CANARIAS, promoción turística del archipiélago con el fundamento
de sus emblemáticos espacios naturales protegidos. Fue una actividad en la que participó de manera significativa el recordado Nicolás
Laiz Herreras y la flautista Sara Sánchez, mi sobrina, que luego sería su nuera
al contraer matrimonio con Javi, unos de los hijos de Nicolás, quien me
presentó a Eduardo Manrique, el hermano de César, y su hermano Nico.
En abril de
2016 tuve la suerte de estar nuevamente en Lanzarote para presentar un
libro de Nicolás Laiz aunque ya no está con nosotros. Estamos hablando de un
mes muy relacionado con César y con Nicolás, con la literatura y el idioma, con la lectura
en general. Manrique nació en abril y Laiz
falleció en abril, como Shakespeare y Cervantes pero varios siglos más tarde.
2. NICOLÁS LAIZ: Como acabo de apuntar
conocí a Nicolás en junio de 2013, con ocasión de la presentación del libro LOS
4 PARQUES NACIONALES DE CANARIAS. Se le notaba que estaba cansado por culpa de
una dichosa enfermedad pero lo noté
animado por nuestro encuentro. Luego pude hablar con él y con mi hermano
Eduardo, su futuro consuegro, acerca de sus proyectos, sentados en una mesa del
Club Náutico de Arrecife, muy cerca de su despacho profesional. Una de sus ideas era editar el libro que hoy
tenemos la satisfacción de presentarlo en sociedad y la otra era un proyecto de
desarrollo sostenible en una finca de la isla de Fuerteventura, combinando agricultura, agua y energía.
He de confesar públicamente que me llamó
mucho la atención la combinación de estudios que caracterizan el Curriculum de Nicolás
ya que combina la economía, la filosofía y la teología. ¡Vaya triángulo! Cuando
me enseñó el libro entendí sus aficiones profesionales y espirituales. Me dio
la impresión que seguía las aplicaciones de CM a la hora de armonizar la ética
con la estética. Honradamente pienso que Nicolás disfrutó mucho con el viaje
que hizo al Japón con su amigo y cliente CM. Eran los años de 1986 y siguientes. De ahí estos haikus recordando
que Lanzarote es una isla para la meditación y la contemplación. También para
ejercitar la RESILIENCIA, que bien conocemos algunos de nosotros: El zen
japonés / Hedonismo ambiental / Definitorios /
César Manrique. Modelo turístico. Nicolás
Laiz. En los Jameos / Y Cueva de los Verdes / Hay puro arte / Jardín de Cactus / Y Mirador del Rio / Son
manriqueños / Casa del Miedo / En Charco de San Ginés / Y la marina / En
Arrecife / Haría y Arrieta / Luz de
Manrique / En Lanzarote / Hay arte y cultura / Gracias a César
3. EL LIBRO: El libro me recuerda planos fotográficos de
CM, como reflejo de un levantamiento cartográfico de su vida; de una etapa fiscal que definiría
mejor como “japonesa”, al estilo Picasso, donde predomina el zen y el
hedonismo, y que se desarrolló entre 1986
y 1989. Son 44 capítulos de un trabajo
narrativo, artístico, cultural y turístico, acerca de una excursión por el
lejano Oriente, repartida entre Tokio y Kioto, que el grupo El Corte Inglés le
organizó a CM para que reconociera el terreno, el territorio donde podría desarrollar
un vasto proyecto de creatividad artística tomando como referentes dos de sus obras más emblemáticas: El Lago Martiánez, en
la costa del Puerto de la Cruz, y La Vaguada, en Madrid. Me imagino que ello le sirvió a Nicolás, compañero de viaje, para
redactar una auditoria, sintética pero completa, del trabajo de toda una vida
de su cliente. Don César, al principio, y de su amigo Manrique, después.
De todas las actividades que conformaron la
vida de CM, las artísticas, las culturales y las turísticas. Basta con leer el
capítulo de conclusiones y el de los anexos estadísticos para saber el balance
de la vida del artista, su activo y su
pasivo, así como la cuenta de resultados. Menos mal que entonces no había IVA o
IGIC cultural. En el subcapítulo I trata
de las creaciones manriqueñas de los centros de arte, cultura y turismo en Lanzarote
mientras que en el II refleja la evolución histórica de la industria turística
alojativa y su valoración en términos económicos y laborales, en la isla de los
Volcanes. Tengo la impresión que para Nicolás este viaje a Japón le serviría de inspiración para redactar un
haiku a César, del siguiente tenor: El
balance Zen / De nuestro viaje nipón / Hedonístico
Curiosamente al leer el balance artístico,
contable y fiscal, que le redactó
Nicolás a César, tengo que confesar que como consecuencia de mi actividad
profesional de ingeniero forestal en El Hierro y La Gomera, compartí trabajo
con CM a la hora de levantar los perfiles de dos miradores: La Peña, en la isla
de los bimbaches, y Palmarejo, sobre
Valle Gran Rey, en la isla colombina. También confieso haber recibido un regalo
astronómico manriqueño en 1985, por las banderas cósmicas de los observatorios
del IAC, en el Roque de los Muchachos y
en Izaña. Al igual que unas litografías
cuando visitaba El Almacén, en Arrecife, durante mis vacaciones familiares,
donde conocí a César y a Pepe Dámaso.
Actualmente resido en el valle de Taoro, en
el norte de Tenerife, al pie del Teide y me resulta cómodo acercarme a la playa Jardín
del Puerto de la Cruz, obra inacabada de César, y a la avenida de Colón para pasear
por delante del Lago Martiánez, todo un referente marino del trabajo en equipo,
del trío MOA: Manrique, Olcina y Amigó. A Juan Alfredo le conté el trabajo
editorial de Nicolás.
Cuando termino de leer el libro de NL,
editado en la intimidad en el año 2012,
me viene a la mente otro libro de aromas orientales escrito por un
japonés nacido a mitad del siglo XVII. Se llama Matsuo Bashó, quien tomó el nombre de un
árbol, el platanero. Es el mejor poeta japonés que se conoce en el mundo
occidental. Fue caminante empedernido y autor de miles de haikus, muchos de
ellos escritos en sus periplos por Japón. Fue un hombre de especiales
relaciones contradictorias con la Naturaleza. Unas veces porque eran directas y
espontáneas, como la de los monjes zen, cuya doctrina estudió a fondo; en otras,
por ser indirectas y artificiosas, ya que intentaba ajustarse a unos
ideales de arte y de cultura. Me dio la
impresión que en algunos momentos Bashó
era Nicolás, por los textos que escribió, y en otros, César, por los discípulos
que tuvo y por la huella y legado que dejó.
Para mayor abundamiento de paralelismos,
Bahó redactó un libro de viajes que tituló DE CAMINO A OKU, que estaba junto a
Kyoto y llevaba un compañero de viajes que escribía los cuadernos de apuntes.
Como César y Nicolás. Por ello me hubiera atrevido a pedirle a Nicolás que
cambiase el título de su libro y le pusiese: DE CAMINO A KYOTO CON CÉSAR
MANRIQUE. En cualquier caso reconozco
qué gran viaje resultó el que se cuenta en su libro y qué grandes hombres eran
César y Nicolás.
Pero
de he de reconocer, y que no se entere César, de que el amigo Bashó inició en
su juventud una vida de estudio sobre el
budismo zen, la poesía, y la filosofía. Casi como Nicolás siglos más tarde.
Por otra parte estoy seguro que ahora, César
hubiera acompañado a Nicolás al Perú, al objeto de acercarse hasta Machu Picchu
y comprobar el legado de los incas en las cordilleras de los Andes. Aportarían
sus experiencias volcánicas de Lanzarote a la Reserva de la Biosfera que al
parecer quieren declarar por la sierra andina peruana. De camino constatarían la
importancia de la cochinilla en la economía del campo desértico peruano que
mira al océano Pacífico, en el Cono Sur, y que tanto entusiasmó a Humboldt
después de bojear la costa oeste de Lanzarote y conocer sus volcanes, en su
periplo a las Américas.
4. EPÍLOGO: La influencia japonesa de Bashó me ha llevado a utilizar la técnica de los
haikus, para cerrar mis comentarios acerca del libro de Nicolás sobre su amigo
César y Lanzarote. En mi opinión el texto es muy metafísico y ceremonioso, con
aromas económicos y algunos toques teológicos y una base volcánica inigualable,
con mucha filosofía de vinos. En Lanzarote
/ Con César y Nicolás / Hay diversidad / Los Haikus con Zen / Son puro Hedonismo / Teológicos / César y Nico / Auténticos volcanes
De la cultura / El hedonismo / Con los zen
japoneses / Metafísico / La combinación / De Zen con Hedonismo / Sobresaliente
/ Nico y César / Unidos por el arte / Espectacular / En Lanzarote / El eco de Manrique / Es sostenible / El hedonismo / El zen de los nipones / Son
fantásticos / César Manrique / El discurso del arte / Con don Nicolás / César
con logos / Con razón y palabras / Taro y Volcán. Nicolás Laíz / César y
Lanzarote / Fueron únicos
Termino recordando que para mí, este libro
no es un libro cualquiera. Coincido con el profesor Santana Henríquez cuando
prologó esta obra editorial de Nicolás Laiz, un lanzaroteño de adopción:
“Estamos hablando de un trabajo hermoso, de
una espléndida y fértil cosecha literaria”.
Es
un libro que no sólo es de letras y de números, lo es también de volcanes y de
puentes. Entre Canarias y Japón, entre Lanzarote y Kioto. Por ello cierro con este haiku: De Lanzarote / A Kyoto
con César / Gracias Nicolás…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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