Aniversario de
su fallecimiento. Le conocí desde niño, era vecino de mi calle El Calvario de
la Villa de La Orotava, no hablaba mucho con él, nos conocíamos por nuestra
familia, la última vez que me lo tropecé fue en un puesto de lotería de La
Sidrona, un barrio orotavense en espacio urbanístico promocionado en los años
setenta del siglo XX, me preguntó si ya era jubileta, le dije muy pronto
entraba en ese mundo (por supuesto ya lo soy), y le contesté que tenía en casa
una foto suya, siendo aún un niño, retratado con las amigas de su hermana Lala
en frente de su casa de la calle El Calvario.
A cabo de
tiempo, su hijo Clodoaldo González y González que fue alumno mío en el IES La
Orotava Manuel González Pérez en el Barrio de San Antonio, me pidió que le
mandase la foto que su padre estaba loco por tenerla, así lo hice y es la única
que tengo de él.
El pasado día
seis de este caluroso verano, sábado, septiembre de 2014. Me entero que nos
había dicho adiós definitivamente, me sorprendió su óbito, pero la vida es así,
tiene un principio y un fin.
Chacho
Clodoaldo como le conocíamos en esta panorámica está retratado con pantalones
cortos, de una familia numerosa, solo quedan sus dos hermanas; Fuensanta (viuda
de Felipe Hernández Casanova, madre del amigo Juan Felipe Hernández González) y
Lala (señora de Julito Villavicencio).
El amigo de la
infancia de la Villa de La Orotava; EVARISTO FUENTES MELIÁN “ESPECTADOR”, remitió
entonces (11/09/2014) estas notas que tituló “Clodoaldo”: “…Clodoaldo es
una enciclopedia andante, sobre todo en deportes, hace poco lo vi en el Liceo y
le comenté algo, quedamos en vernos pronto, es una pena, estuve los últimos
años detrás de tener un diálogo, una tertulia semanal al menos, con Clodoaldo,
y, qué casualidad, una vez fuimos juntos
a un viaje del Imserso, llegamos incluso hasta África continental,
Tánger, desde un puerto de la costa andaluza. Clodoaldo es una persona con
educación y cultura, un libro abierto, es de una promoción de antes de la
Guerra ‘Incivil’, nació en 1935. A Clodoaldo lo estoy buscando para charlar de
deportes, en un periódico de Madrid sale cada lunes la historia de algún líder,
de algún equipo de campanillas, no solo de futbol, sino también de ciclismo, de
baloncesto… Hace dos semanas salió un reportaje ciclista de la vuelta a España
de 1968, cuando ETA empezó a incordiar
con sus bombitas y reventó una carretera por donde tenía que pasar La Vuelta. Y
de futbol, en agosto del año pasado, se publicó el caso de Di Stefano
secuestrado en Caracas, en 1963. Y este último lunes fue la historia patética
de cuando Franco impidió en 1960 que España en futbol se enfrentara a Rusia.
Chacho sabía más que el cronista del aludido periódico nacional. Me queda mucha pena, la pena de no poder ver
con más frecuencia a Clodoaldo, y la pena de su muerte tan repentina como
imprevista, tengo un recorte de periódico que se lo iba a enseñar, durante uno de esos partidos
televisados de pago que veíamos en el Liceo. Pero ahora, ¿cuándo?, ¿dónde?...
Esperaré a ver si en el otro Mundo nos vemos, en un arcano secreto griego, para
tomar nota, tomar apuntes y luego pregonar, publicitar datos en un ágora helena, una tertulia
romana, en un foro, plaza del pueblo o
en un zoco marroquí, como el que visitamos en Tánger. Gracias Chacho,
Clodoaldo, por tus enseñanzas…”
Su hijo
mi alumno en el IES La Orotava Manuel González Pérez del Barrio de San Antonio;
CLODOALDO GONZÁLEZ Y GONZÁLEZ, remitió entonces (11/09/2014) estas palabras
suyas sobre su querido padre: “…Muchas
gracias por tus palabras y por recordar la figura de mi padre Bruno. Digo
figura porque para mí fue el mejor en todo. Siempre se desvivió por su familia,
por mi madre, por nosotros sus hijos, por sus nietos, padres, hermanos,
cuñados, sobrinos y primos. También lo hizo por sus amigos, aquí tengo que
hacer una mención especial a Juanito y Manola. Nunca tendré suficientes palabras
de agradecimiento hacia ellos. Por todos sentía algo especial. Con todos
compartió sus experiencias y sus recuerdos, era como dice el Sr. Evaristo
Fuentes una enciclopedia andante, deportes, historia, política,
economía.....tenía una memoria prodigiosa, nunca pude rebatirle ningún hecho,
dato o fecha, me frustraba discutir con el porqué siempre tenía que darle la
razón. Fue un sibarita de la comida y del vino, sobre todo de este último, si
abría algún guachinche donde hubiera buen vino allí estaba el
"analizándolo". La última vez que hizo un análisis de este tipo fue
en el guachinche de Ángel, el 23, ya que se había enterado que le habían
premiado el líquido elemento, yo tuve el privilegio de disfrutar con él de ese
momento y creo que Ángel también ya que le recordó anécdotas de sus familiares
que desconocía. No estudió enología pero para mí era el mejor enólogo. No puedo
seguir espero que lo comprendan. Descansa en paz papá y gracias por todo…”
BRUNO JUAN
ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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