lunes, 11 de septiembre de 2017

FERNANDO ÁLVAREZ ARBELO, DIRECTOR DE COLEGIO EN EL VALLE DE LA OROTAVA



Fotografía correspondiente a una excursión que realizó como director – profesor del Colegio Público de la Villa de La Orotava; Nuestra Señora de la Concepción. Década de los años ochenta del siglo XX.

El amigo desde la infancia de la Villa de La Orotava; EVARISTO FUENTES MELIÁN “ESPECTADOR”, remitió entonces (11/09/2017), estas notas referentes a su libro; “POLÍTICA EDUCATIVA EN EL VALLE DE LA OROTAVA”, a partir de la pág. 177. Que tituló; “FERNANDO ÁLVAREZ ARBELO, DIRECTOR DE COLEGIO EN EL VALLE DE LA OROTAVA”: “…A Fernando Álvarez Arbelo le dejé el cuestionario en una tienda de un familiar en el centro urbano de la avenida José Antonio, de La Orotava. Tardé en localizarlo luego por teléfono algunas semanas, hasta que por fin me citó en su domicilio en un mediodía de principios del verano de 2001.
Don Fernando no se ajusta exactamente a cuestionario y va desgranando sus recuerdos como docente.
Reside en una vivienda al final--o al principio si se viene de la Villa Arriba-- de la avenida de Sor Soledad Cobián (La Orotava). Sor Soledad fue una monja de las Hermanas de la Caridad, comunidad religiosa que regenta el colegio de La Milagrosa, que linda con esta calle convertida, aunque sea sólo por nombre, en avenida. Tiene mucho tráfico y la vivienda de don Fernando está en la acera norte. Allí, casi a un tiro de piedra de su zaguán, están dos instituciones tan variopintas como  necesarias: el estadio de Los Cuartos y la casa cuartel de la Guardia Civil, aunque ésta ya tiene proyecto de traslado a un nuevo edificio.
Don Fernando nació en 1925, en la calle orotavense del Calvario. Como antes de ser frailes todos somos cocineros, don Fernando, que tiene a sus espaldas medio siglo largo de profesión en el Magisterio, recuerda los nombres de sus maestras. A estas profesoras, que muchas veces iban a domicilio, se les llamaba ‘amigas’. Recuérdese la célebre estrofa popular: «Hermana Marica, mañana que es fiesta, no irás tú a la amiga ni yo iré a la escuela; pondráste el corpiño y la saya nueva…».   En el caso de don Fernando estas amigas fueron las maestras doña María Jordán, doña Lucía, las Lorencitas y doña Aurita, entre otras.
Ingresó como alumno en el colegio de San Isidro, entonces regentado por los Hermanos de las Escuelas Cristianas de La Salle, en el año 1938, el plena Guerra Civil. Esta Comunidad religiosa  se fue de La Orotava en 1941-42, cuando don Fernando ya avanzaba en el Bachillerato de siete cursos. En el colegio de Farraís termina la Reválida, en el año 1946. El edificio principal de Farraís era la actual Casa de Los Balcones, de la calle de San Francisco, y  tenía también instalaciones en la calle de La Hoya, donde hoy está instalado el Hotel Victoria.  La calle de La Hoya en los primeros años de la década de los cincuenta se convertiría en calle Hermano Apolinar.
El  mismo año 46 entra por su quinta en el cuartel, donde estuvo año y medio.
Una vez cumplido el servicio militar se plantea con otros profesores de la zona, entre los que recuerda con mucho afecto a Marcos Estévez, dedicarse a la Enseñanza. Una norma o decreto del 30-8-1914, aún vigente en la época pero que iba a desaparecer definitivamente, les brindaba la oportunidad por última vez,  previo un examen similar a la Reválida del Bachillerato o Examen de Estado,  de obtener la habilitación como Maestros o Profesores de Primera Enseñanza.
La labor más destacada en su profesión fue luego, cuando se instaló en una academia propia, en la calle de San Francisco número 4, donde hoy esta el Centro de Artesanía, frente al que fue colegio de Farraís del que había sido alumno, que es la Casa de los Balcones adquirida por el Cabildo para usos turísticos.
En su academia ejerció de director, de profesor y… de todo. Desde 1957 se la reconocieron oficialmente hasta su cierre en el año 1966. La labor docente de don Fernando se ve reflejada en una serie de promociones de orotavenses que por carecer de medios económicos no pudieron acceder a centros privados ni a estudios universitarios. Muchos de ellos han sido luego excelentes empleados de la banca local y otros han ejercido de prósperos empresarios.
En 1966, don Fernando se presenta a la oposición y obtiene provisionalmente una escuela en La Vera, barrio de la zona alta de San Juan de la Rambla, donde estuvo sólo un mes, desde el 14 de octubre al 14 de noviembre de 1966.
Como su señora esposa también es profesora de carrera, se le concedió traslado inmediato a la unitaria del Barranco de la Arena, término de La Orotava. Fue a vivir a una de las viviendas para maestros que se habían realizado en un periodo de años que va aproximadamente desde 1958 a 1965. Tenían la vivienda en la planta alta y el aula en la baja. Edificios que luego, desgraciadamente, tuvieron el problema de la aluminosis que hemos dado en llamar cáncer del cemento. Tenemos en este trabajo un capítulo aparte dedicado a este problema de la aluminosis, pues fue vivido muy intensamente por el técnico que esto suscribe.
Recuerda con agrado y hasta con nostalgia don Fernando eventos muy interesantes en su dilatada y fructífera carrera de profesor, tal como el campamento escolar  en el Monte de El Cedro (Isla de La Gomera), en el verano de 1967.
Luego pasó al colegio de la Concepción, en La Orotava, ocupando una vacante en septiembre de 1967, primero en plaza provisional, para luego cogerla definitivamente.  En este colegio ejerció de director durante doce años. El 31-8-1990 se jubiló a la edad reglamentaria de 65 años.
Entre los políticos que recuerda con agrado está Ramón Álvarez Braun, en su etapa de director general de la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias.
Recuerda que las huelgas jamás le afectaron, y sólo se produjeron en este centro de forma muy pasajera, algún paro laboral transitorio y escaso de algunos de sus compañeros profesores más jóvenes. Como  recinto deportivo  tiene el patio central. La ampliación de aulas que ya está terminada, fue un proyecto largamente anhelado, pero que no se consiguió sino después de varios años de solicitarlo, debido a problemas con organismos autonómicos que controlaban la zona dentro del recinto urbano  histórico de la Villa, concretamente en la calle Viera, hacia donde tiene la fachada principal dicha ampliación.
Don Fernando recuerda con mucho sentimiento y hasta con orgullo, su etapa de director de su propio centro, que aunque fuera privado, estuvo  abierto a todas las clases sociales del casco de La Villa.
Ejerció labor pedagógica y también labor de formación religiosa, muy vinculado siempre a los actos de la parroquia de la Concepción, en las fechas religiosas más destacadas. Hacía  brindis matutinos en su propio domicilio de la calle del Calvario, y a él lo agasajaban a la antigua usanza, con un arco de frutas en el trono del principal de la familia. Estuvo unido también a la institución de la Clínica de San Juan de Dios, con cuya comunidad desarrolló actos cívicos, sociales y religiosos.
Don Fernando, a la vista de cómo se está desarrollando la educación en la actual juventud, no duda en afirmar que por nada del mundo se dedicaría ahora a la Enseñanza, dado el cariz de pasotismo muy extendido en las nuevas generaciones…”

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

No hay comentarios:

Publicar un comentario