Fotografía
referente al comodoro Señor Arthur Philip (1738-1814), que salió de Inglaterra
en mayo de 1787 y llegó hasta el puerto de la capital tinerfeña el 3 de junio
del mismo año.
El
amigo de la Villa de La Orotava; JAVIER LIMA ESTÉVEZ. Graduado en Historia por
la Universidad de La Laguna remitió entonces (23/10/2016) estas notas que
tituló “TENERIFE EN LA SENDA HACIA AUSTRALIA”
Publicadas
en LA OPINIÓN DE TENERIFE el día 22
de octubre de 2016: “…Australia, situada en el continente de
Oceanía, es una de las islas mayores del mundo con una extensión que supera los
7.000.0000 km2 y una altitud máxima de 2.228 metros. Por su parte,
Tenerife, situada en la región de la Macaronesia, tiene una extensión en torno
a unos 2.034 km2 y una altitud máxima de 3.718 a través del Pico del
Teide. A priori, ambas islas no presentan ningún nexo en común. Sin embargo,
hemos observado que la isla tinerfeña fue punto de escala para la expedición
que colonizó Australia a finales del
siglo XVIII. Un dato que conocemos gracias a la minuciosa investigación realizada
por el desaparecido investigador, doctor en Derecho y profesor universitario,
Leopoldo de la Rosa Olivera (1905-1983), reflejando su descubrimiento en un
artículo publicado en la Revista de Historia Canaria en el año 1958 bajo el
título “Paso por Santa Cruz de los primeros colonizadores de Australia”.
En ese sentido, tras introducir al lector
en el motivo de su investigación, señala que tal dato lo ha obtenido a partir
de la labor desarrollada por el periodista Edwin Morrisby, quien realizaba una
búsqueda de datos sobre la historia de la colonización de Australia. En su
trabajo reflejaría el nombre del comodoro Arthur Philip (1738-1814), que salió
de Inglaterra en mayo de 1787 y llegó hasta el puerto de la capital tinerfeña
el 3 de junio del mismo año. Una expedición protagonizada en su mayor parte por
convictos, aunque la idea del propio Philip era llevar al nuevo territorio
personas experimentadas en diversos ámbitos.
Cabe recordar que las primeras
exploraciones al lugar fueron realizadas por neerlandeses. Sin embargo, serían
los británicos los verdaderos artífices del descubrimiento de tal territorio.
Para la posteridad ha permanecido el nombre del explorador británico James Cook
(1728-1779).
Según anota el propio Leopoldo de la Rosa
Olivera, en nuestro puerto permaneció la expedición siete días, siendo la
“oficialidad atendida por el capitán general marqués de Branciforte, con el que hicieron una excursión a La Laguna, y que uno
de los presidiarios que conducían escapó, pero fue apresado de nuevo”. Para
nuestro caso, el interés y la investigación de E. Morrisby, según señala
Leopoldo de la Rosa Olivera, se centraría en analizar si los archivos de las
islas podían guardar algún tipo de información relacionada con Australia,
efectuando toda una serie de búsquedas en los archivos del Museo Canario,
apuntando que “ni los oficiales de la Aduana ni los del Santo Oficio visitaron
los barcos; la fuga del presidiario fue un simple episodio sin mayor
trascendencia”.
La expedición en Tenerife obedeció,
simplemente, a la presencia del lugar como un escenario adecuado para tomar
provisiones y espacio ideal de escala hacia Australia. “El comodoro Philip y
los más elevados oficiales de los buques visitarían La Laguna, y entre aquél y
el marqués de Branciforte se cambiarían obsequios”.
En definitiva, dentro de la amplia obra del
destacado Leopoldo de la Rosa Olivera, sorprende observar un dato de estas
características, que nos aproxima y sitúa en la órbita de la colonización
británica de Australia y los protagonistas de esa odisea, actuando la isla de
Tenerife como punto de escala…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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