Fotografía
del año 1900, referente a una comida por las Fiestas del Gran Poder de Dios del
Puerto de la Cruz, celebrada en la finca de don Antonio Pérez en La Dehesa
portuense.
El
amigo de la Villa de La Orotava; JAVIER LIMA ESTÉVEZ. Graduado en Historia por
la Universidad de la Laguna, remitió entonces (07/10/2016) estas notas que
tituló “UN PROBLEMA PORTUENSE”.
Publicadas
el día 8 de octubre del 2016 en LA
OPINIÓN DE TENERIFE: “… La gran labor del cronista y
político portuense José Agustín Álvarez Rixo (1796-1883) se observa con detalle
en sus múltiples obras y artículos. En ese sentido, Anales del Puerto de la
Cruz de La Orotava. 1701-1872, con introducción de María Teresa Noreña Salto, nos
sitúa y aproxima a la evolución de la ciudad a través de diversos aspectos a lo
largo de dos siglos. Toda una serie de detalles aparecen en tal aporte, pero en
el presente artículo destacamos un hecho ocurrido en 1859. Según nos cuenta
Álvarez Rixo, durante el mes de junio de tal año, se procedió a efectuar el
cambio de número de todas las casas que habían sido enumeradas desde 1822. Un
aspecto que, a priori, no tendría ningún interés. Sin embargo, Álvarez Rixo anota
los inconvenientes, las dudas y los altercados que se podrían originar a partir
de tal cambio en la vida diaria de la ciudad turística. Por ejemplo, apunta que
ocurriendo en la casa número 8 de la calle Cupido un contrabando o un
asesinato; tras el cambio de numeración la vivienda pasaría a ocupar el número
15 o 20. Una nueva circunstancia que podría iniciar dudas o generar inquietudes
entre los vecinos. Para aclarar tal aspecto, incluye una amplia explicación del
nuevo método de ordenación. De esa forma, registra que la numeración antigua se
iniciaba de una acera desde abajo hasta arriba siguiendo un orden desde el 1 en
adelante. Al llegar al final de la acera se daba la vuelta a la otra acera para
seguir con la numeración. “La calle de Las Cabezas empezaba su numeración en la
plaza del Charco por las bodegas de Blanco, que hoy son de Tolosa, y seguía de
una en otra, de manera que la casa de don Luis Lavaggi que hace esquina a la de
Cupido era ya número 6”. Continuaba la numeración por encima de los herederos
de Pablo Viña, al ser número 7, siguiendo tal orden sucesivamente hasta el
final de la calle de Las Cabezas, justo en la misma salida del pueblo. Desde
allí continuaba de nuevo por la otra acera del poniente, siendo una referencia
la casa que durante muchos años sirvió de cuartel, ocupando el número 87. Por
su parte, la vivienda del Presbítero Narciso de Chaves ocupaba la número 88;
otra antigua casa terrera que prácticamente era una huerta contaba con el
número 89 y los tres pisos que poseía Vicente Ortiz representaban el número 90. A juicio de Álvarez Rixo y pese a los
inconvenientes que pudiera ocasionar, era necesario proceder a efectuar una
rectificación en el antiguo ordenamiento de las viviendas. Una necesidad que
aumentó a partir del trágico aluvión de 1826, pues desde entonces hasta 1859 se
derribaron más de 200 estructuras entre “casas, bodegas y graneros, para
hacerlos huertas, después que hay agua para su riego y han menguado los
inquilinos”. El Ayuntamiento se comprometió a cambiar los rótulos por un coste
igual al de 1822, respetando las mismas características.
Nos encontramos, pues, ante un curioso
apunte del cronista portuense con la finalidad de explicar un aspecto de los
cambios desarrollados en el contexto de la vida diaria de su ciudad natal en el
siglo XIX…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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