Fotografía correspondiente a la
temporada 1967 – 1968, en la que forma un excelente equipo correspondiente a la
primera regional tinerfeña. Muchos de ellos perteneciente a la vieja guardia
que retoman al club del Barrio del Cabo Chicharrero. De izquierda a derecha de
arriba abajo: Baudét, Juanito Herrera, Molina, Lesme, Manolo, Ávila, Ceferino,
Casanova, Mongo, Juan Emilio, Abréu (masajista), Rodolfo /El Talento), Mauro,
Javier, Ledesma, Joaquín, Chicho, Gabriel y Antonio (de paisano).
El
amigo del Puerto de la Cruz; SALVADOR GARCÍA LLANOS, remitió entonces (13/3/2015)
estas notas que tituló; “CENTENARIO DEL REAL UNIÓN”: “… A Álvaro Castañeda, su cronista
puntual. Anda el Real Unión de Tenerife de celebración
centenaria. Si antes ya era llamado “el histórico”, con mucho más fundamento
hay que reconocer ahora su trayectoria en el fútbol territorial, en cuya Primera
categoría milita porque nadie está libre de los reveses y de los vaivenes
competicionales. Le ha correspondido a Francisco del Pino, unionista de pro,
actual presidente, afrontar la programación de los actos. Felicitaciones de
antemano.
El Real Unión no ha sido -no es- un equipo más de
nuestro pequeño universo balompédico. Originario del popular barrio El Cabo, en
la capital tinerfeña, su núcleo fundacional hay que encontrarlo en 1915 con el
nombre Sociedad de Fomento del Cabo, bajo el lema “Instrucción, deporte y
recreo”. El término Fomento nunca se perdió la del todo: décadas después,
muchos santacruceros seguían identificando al Real Unión con ese nombre. Es
más, cuando el club estuvo a punto de desaparecer, allá por los años ochenta
del pasado siglo, inventaron el lema de una campaña de “resucitación”: “Un
momento, juega el Fomento”.
Pero el club trascendía su representación del que
fuera populoso barrio capitalino. Después del Tenerife, el Unión, que para eso
jugaba en el “Rodríguez López” y disputaba los lunes o los martes encuentros
amistosos con los equipos de Segunda división que venían a jugar con el
Tenerife. El club ya lucía galones históricos, pese a que fue desposeído de su
realeza en 1932, tras el advenimiento de la República. Ya había aportado
jugadores a escuadras peninsulares y ya había conquistado títulos provinciales
y regionales.
Hay un nombre estrechamente vinculado a la historia
del Real Unión: Luis Guiance Abreu, verdadero factótum durante décadas.
Guiance, que había entrenado con el Real Madrid en sus tiempos mozos, era
oficial del Ejército y dedicó al club todos los empeños posibles. Por esa
razón, decían que los árbitros y la Federación favorecían al equipo que vestía
de granate. Guiance iba a todas partes, era usual verle en cualquier campo
desgañitándose a favor de los suyos o lamentando algún lance desfavorable. Su
influencia para incorporar al equipo jugadores que venían a cumplir el servicio
militar a la isla era evidente. En los años setenta, fue uno de los promotores
del Trofeo Teide, una de las competiciones veraniegas más antiguas del país.
Participó el Unión en las primeras ediciones y de hecho ganó la segunda a
Puerto Cruz -los equipos regionales habían eliminado sorprendentemente a
Tenerife y Español, respectivamente- en la única final disputada en el
Rodríguez López.
Pero antes, quedaron para la historia títulos y
partidos memorables. Y procesos de rivalidad, primero con otros equipos
capitalinos, como Toscal y Atlético Buenavista; y luego con el Estrella
lagunero y otros equipos norteños. El Real Unión se vio siempre apoyado por
núcleos de aficionados. En cierta ocasión, las guaguas que les desplazaron al
Puerto de la Cruz estuvieron dando vueltas a la plaza del Charco mientras
entonaban insistentemente: “No hay en el mundo dinero/ para comprar los
colores/ los colores del Unión/ ni se compran ni se venden”, en alusión a un
episodio de amaño de resultados que se registró en un Puerto
Cruz-Silense. A principios de los ochenta, como consecuencia de una reestructuración
de categorías, fue uno de los veinte equipos canarios que estrenaron el
grupo canario de Tercera división, estrato que perdería cuatro años después.
Cien años de un club de fútbol son una fecha digna de
ser reconocida, aún desde la modestia. El histórico tiene razones sobradas para
sentirse así y para lucir orgullo…”
BRUNO
JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR
MERCANTIL
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