Efectivamente, así era el centro del Casco histórico de La Villa de La
Orotava, al principio del siglo XVIII.
Tal como lo vemos desde arriba en esta foto de mi amigo desde la infancia de
la Villa de La Orotava; LUIS GARCÍA MESA, referente al entorno del templo parroquial
de Nuestra Señora de la Concepción.
Esto sí que era la verdadera Villa de La Orotava del siglo XVIII, siglo de
Oro, siglo de la Ilustración, siglo de las luces. Con esto La Villa de La
Orotava se hubiese convertido inmediatamente en patrimonio de la humanidad.
Esta fotografía aún le pueden devolver íntegramente a su lugar de origen el
malogrado y tristemente desaparecido edificio del Convento de San Nicolás de
monjas Catalinas y Dominicas destruido infaustamente por la constructora a
través de un decreto del gobierno de entonces en la mitad del siglo XX y el
Palacio de Celada destruido por un voraz incendio al final del siglo XVIII,
cuando la Orotava era declarada Villa independizándose judicialmente del
término de la Ciudad de La Laguna gracia a las negociaciones en Madrid del
patricio orotavense Franchi Alfaro y Lugo contándole el pleito y la merced -de Villa- más de 40.000
ducados.
Para que se hagan una idea donde estaban estos dos grandes monumentos
orotavenses. Observar los lugares que en la actualidad están ocupados del Sur
al Norte bajando por la derecha desde el templo de Nuestra Señora de la
Concepción hasta llegar a la urbanización El Mayorazgo; Plaza de Casañas,
Correo y Telégrafo, Edificio que alberga La Policía Municipal(antes Casa de
Socorro), y Ambulatorio de la seguridad social.
La verdad, que se me pasa por la mente si vuestros gobernantes de ese
pasado siglo XX pensaron en el progreso para edificar esa manzana, en qué
objetivos se basó.
Lamentables, para un maldito siglo (XX) donde La Villa de La Orotava pudo
tener un recinto histórico de incalculable valor. Todavía no está todo hecho,
falta mucho por hacer, ahora se habla de aparcamientos, es que las maquinas han
devorado el casco histórico de la Villa a raíz de la construcción en el año
1965 del puente del Escultor Estévez. Único Casco en toda España que en la
andada del siglo XXI aún no es peatonal y como sigan las maquinas (automóviles)
muy poco porvenir le veo al pueblo que me vio nacer.
Luis García Mesa, ha reconstruido en espécimen a través de las nuevas
tecnologías del dibujo grafico, como fue el convento de San Nicolás Obispo de
las Monjas Catalinas y Dominicas, erigido en el año 1626 y destruido
definitivamente por las piconas y decretos al principio de los años cincuenta
del siglo XX, después de ser reconstruido tres veces por incendios que se
produjeron desde su fundación. Conjuntamente con el incendiado PALACIO DE
CELADA que se quemó el día 15 de agosto del año 1716 y que don Diego Benítez de
Lugo y Vergara, marqués de Celada tenía el privilegio de acceso directo a la
iglesia conventual desde su casa. Este acceso consistía en un colgadizo por una
calle estrecha hacía en una tribuna de la iglesia.
El Convento de las monjas dominicas de San Nicolás, se fundó según Viera y
Clavijo, por los años de 1626. Siendo su instaurador Don Nicolás de Cala,
clérigo presbítero, deseoso de fundar en la Villa de La
Orotava un monasterio de monjas dominicas, donde pudiesen profesar,
solicitó pasasen a la Villa norteña algunas religiosas de la
Laguna, a quienes daba vivienda en sus propias casas. Pero aconteció la
desgracia de que apenas se habían apeado las fundadoras, cuando el devoto
presbítero murió de repente y, no queriendo sus herederos continuar las
piadosas ideas del difunto, padecieron las religiosas notables incomodidades,
pues sólo libraban su subsistencia y los adelantamientos del edificio en las
limosnas de los fieles, de modo que éste no tuvo su complemento hasta que,
habiéndose conferido el patronato, en 1632, a Don Diego Benítez de
Lugo, les fabricó la capilla mayor con todo esmero. Desde entonces este célebre
monasterio de San Nicolás obispo y su digna comunidad lograron toda suerte de
conveniencias, estando bajo la dirección y obediencia de los religiosos
dominicos.
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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