El amigo del Puerto de la Cruz; AGUSTÍN ARMAS HERNÁNDEZ. Remitió entonces (2015)
estas notas: “… Entre otras,
plantadas después, las tres centenarias palmeras del mirador
de la Paz, del Puerto de la Cruz. Ellas, y su entorno, fueron una de sus
inspiradoras para que Agatha Christie escribiera: “EL HOMBRE DEL MAR” de
su libro: “EL ENIGMÁTICO MR. QUIN”. Esta escritora, inglesa, llegó a ser la más
leída de todos los tiempos. Visitó el Puerto de la Cruz en 1927.
Su nombre completo
era: Mary Clarissa Agatha Miller. Agatha Chiste, con solo treinta y siete años,
era ya consagrada e importante escritora. Se le conocía como: “La dama del
misterio”. Nació en Tarquay (Dervon, Inglaterra). Su padre era de Norteamérica.
Falleció cuando ella tenía solo once años de edad. A partir de entonces quedó,
solo, al cuidado de su madre, que la educó en su casa, inculcándole desde
pequeña, a la literatura y escritura.
La fuerte crisis
emocional motivada por la separación de su marido, piloto de la RAF, y
problemas económicos, secó, por algún tiempo, su vena literaria; no sentía
inspiración para escribir. Esta intranquilidad fue motivo para que unos amigos
le aconsejaran que viniera a Tenerife, temporalmente, para reponerse y
recobrar su intelecto, perdida por los problemas que le angustiaban y
acuciaban. Escogieron, de Tenerife, para su descanso, el Puerto de la Cruz por
estar enclavado en el maravilloso y conocido Valle de la Orotava. Lugar de
ensueño y benigno clima. Llegó, a este lugar, acompañada de su hija Rosalind y
de Charlotte Fisher, su inseparable secretaria. Se hospedó en el Gran Hotel
Taoro. Disfrutó de sus jardines y del grato olor de sus variadas flores, especialmente
de las embriagantes rosas, rojas, que las había por doquier.
Después de
algunos días, felices e inspiradores, también aciagos, en la hoy Ciudad
turística, decide irse, a terminar sus vacaciones, a Las Palmas de Gran
Canaria. El principal motivo fue que no le gustaba el mar, bravío del norte
tinerfeño. Le tenía miedo, podía bañarse. Las tranquilas playas de la
isla redonda le ofrecían la posibilidad de darse un chapuzón, sin ningún
riesgo.
El tren azul” y “El
enigmático Mr. Quinn” son los dos libros que la excelente escritora escribiera
en la Isla.
Un busto de su
persona, erigido en La Paz, y su nombre, en una calle, perpetuán, para siempre
el paso por el Puerto de la Cruz, de esta universal escritora…”
BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL
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